(Foto: The Flying Ramayotze)
Una de las cosas que pienso cuando me preguntan cuándo voy a tener hijos es que hasta que el destino no me obsequie con un trabajo estable, la cosa está francamente cruda. Porque tener un hijo, digo yo, debe ser como comprarse un piso: hasta que no pasan al menos 30 años no acabas de pagarlo. Bueno, en el caso del piso, si te cansas de él o no puedes mantenerlo puedes venderlo e irte a vivir bajo un puente…
Pero al margen del tema económico y de los gastos que puede conllevar un piso… Digo un hijo, no es una cosa que puedes tener y luego, cuando te arrepientes, deshacerte de él y arrumbarlo en el armario. Un hijo es un tema muy serio. Sin embargo, y a pesar de ser tan serio no hay ningún manual de instrucciones que nos ayude a afrontar semejante aventura. Tenemos a nuestros padres, que bastante han tenido con aguantarnos, a hermanos o hermanas que ya tienen prole o al resto de gente, que te cuenta batallitas y remedios mágicos. Pero, ¿Cómo se coge a un niño cuando es recién nacido?¿Cómo se le limpia el culito con una mano mientras con otra lo agarras, con otra le pasas la toallita y si te queda alguna, te tapas la nariz?¿Y si no quiere comer?¿Y su primer día de cole?¿Y cuando llegue tarde un sábado por la noche, apestando a alcohol y a lo que no es alcohol?¿Y cuando te dice, “papá, tengo novio o novia”?¿Y cuando se queda embarazado/a y entonces te pregunta…”Me podéis explicar cómo lo hicisteis conmigo”?
Por suerte, hay psicólogos y pedagogos y demás salvadores que estudian y publican libros donde más o menos dan pistas sobre cómo hacerlo. El Doctor Estevill, por ejemplo se centra en el sueño de los hijos (que no es moco de pavo cuando es recién nacido/a), o el psicólogo y pedagogo Javier Urra, que en su día escribió un libro sobre los pequeños dictadores o el último que ha publicado: ¿Qué ocultan nuestros hijos?
Yo aún no tengo hijos, pero el otro día me tragué sin apenas respirar el programa de CNN+Cara a cara en el que Antonio San José entrevistó a este gran hombre que se preocupa por los padres y los hijos de los padres. Explicó cosas muy interesantes que aparecen en su libro sobre el comportamiento de los hijos; sobre qué esconden a los padres pero también sobre qué esconden los padres a sus vástagos. Está claro y más que estudiado que hay una falta tremenda de comunicación entre unos y otros. Que la meta del padre-amigo es una patraña utópica del todo desaconsejable. Que el camino se hace caminando y se aprende sobre la marcha porque meter la pata será inevitable y todos los caminos son distintos. Javier Urra relató varios ejemplos desgarradores de niños que salen de casa para fingir que tienen amigos, o padres que ocultan las dificultades económicas a sus hijos. Excesiva sobreprotección…
Fue una entrevista muy interesante e instructiva pero que no consiguió quitarme el canguelo del cuerpo. Así que cuando me llegue la hora ¿qué? Pues creo que asaltaré a mano armada todas las bibliotecas de la ciudad y me compraré todo libro que pille sobre hijos y demás seres diminutos. Porque está claro que hay que aprender sobre la marcha y confiar en que la providencia nos guiará por el buen camino.
2 comentarios:
el cagelo es el mismo que cuando te adentras en la noche oscura, en el momento tu fortaleza, la soledad y el instinto animal que nos posee, nos adentra en la solución. Es una lástima que haya perdido el texto anterior y que ahora no sepa ir en bicicleta (lo digo, por la capacidad de no olvidarse de ello, aunque no la utilices), pero el comentario estaba mucho mejor.
Tranquilo que como animales institivos (y algunos racionales) que somos cuando te encuentres delante del niño sabrás cambiar el "popó", levantar las piernas y taparte la nariz con sólo dos manos.
K tal todo??? Bien supongo y llegando a la etapa de las preguntas complicadas de contestar. Enhorabuena por el piso y por tener claro que la estabilidad laboral (y la social) es indispensable para poder tirar adelante con un pequeño tirano que pide más para él que nosotros y cuya respuesta principal es nuestras babas ante un milagro. ¿Has visto babear alguna vez a un mono delante de un nuevo hijo? Yo no.
Tío, hay que rendirse a la evidencia... No hay nada mejor para adquirir conocimientos sobre la vida, la educación y los hijos que las canciones de Ecos del Rocío... Que tienes un momento de crisis? Pues nada, hoy se casa mi Manolillo (¿era Manolillo?) y no sé si reír o llorar...
Publicar un comentario