Siguiendo con el tema del PP, no por obsesión sino porque como politólogo que me considero creo que tengo la necesidad y obligación de hablar de política y hablar de política significa no olividar a nadie, promulgue o no con sus ideas.
El “algo se mueve en la derecha” se está quedando francamente muy corto. Más que movimiento, el movimiento sísmico del Partido Popular me suena a seismo del Pleistoceno o del Paleozoico en que se separan los continentes y se crean, más o menos, como los vemos hoy en día. Si el PP quiere moderarse e irse hacia el centro de verdad no tiene más remedio que desgarrarse y separarse de la derecha derechona anclada en el pasado pretérito y prehistórico. Y tal y como se está viendo esta suerte de desgarro está creando un un terremoto de escala 7 por lo menos.
Si el otro día fue San Gil la que dió el golpetazo en la mesa y luego anuncia su dimisión, en las noticias de hoy la foto es la de militantes del PP (no por mucho tiempo) que gritan contra Rajoy e insultan a mi estimado Gallardón (a lo mejor algún día debiera yo escribirle una carta de amor a este buen hombre). La derecha más derecha utilizando sus armas contra su propio partido. Si ya me parecía patético tanto movimiento de masa para evitar que la familia tradicional acabara de morir del todo, ahora me parece triste del todo que 250 personas se reúnan en la sede de Génova para insultar a quien hace poco encumbraban como presidente...
Por el bien de la política de este país más nos vale apoyar a Mariano para que se salga con la suya. Y no porque sea santo de mi devoción, sino porque una derecha moderada alejará a la política española de los símiles italianos de crispación y vocingleo ruidoso. Aunque sea a costa de que el PP se rompa por su derecha y de ahí nazca un especimen asimilable a la ultraderecha europea. Un día de estos tengo ganas de hacer política ficción e imaginar qué podría pasar...
Y mientras tanto, supongo que el PSOE estará observando de cerca en una actitud entre la calma porque la derecha no está para presentarles batalla y la preocupación, porque si la derecha se centra de verdad, la frontera de cristal que hasta ahora parecía que impedía el transvase de votos (que no de aguas) puede acabar de quebrarse y hacer mucho daño... Y yo es que no quiera nada malo para mi querido ZP, pero yo de él tendría el culillo así de pequeño ante esta última posibilidad... Por cierto, prometo hablar de él y de la izquierda, pero primero quiero hacerlo de la derecha, que me da más morbo.
En conclusión (de este artículo, que no de la telenovela) creo que siendo objetivos, justos y sobretodo correctamente politológico, Rajoy va por el buen camino. Otra cosa es que sus colegas piensen lo mismo.
3 comentarios:
Ay, amigo, hermano... Qué digo: ser consanguíneo, casi de mis carnes! Gracias por sus aportaciones a mi modesta bitácora.
Permítame darme una capa de barniz participando aquí en su foro, que junto con Pepe, que no PP, son mis pensadores asistemáticos preferidos.
Una duda profesional (de la suya) que me viene a propósito del artículo:
Se identifica la derecha derechona con los sectores más neoliberales del partido, o son familias distintas? Aunque se hablaba mucho de Esperanza Aguirre, por ejemplo, no sé si encajaría al 100% con el patrón de un Acebes, por decir alguien, que se me antoja más rancio en sus postulados.
Son realmenta muy variadas las familias que hay dentro del Partido Popular, desde centro hasta derecha tradicional en temas sociales, grupos neocons tipo Bush, grupos de ultraderecha católica, fascistas neofascistas, derecha moderna tipo neoliberal, democristianos (si no se los han comido ya a atodos en festines caníbales)... así que, a la que las cosas van mal, se pelean entre ellos, porque son muy feroces.
Son realmenta muy variadas las familias que hay dentro del Partido Popular, desde centro hasta derecha tradicional en temas sociales, grupos neocons tipo Bush, grupos de ultraderecha católica, fascistas neofascistas, derecha moderna tipo neoliberal, democristianos (si no se los han comido ya a atodos en festines caníbales)... así que, a la que las cosas van mal, se pelean entre ellos, porque son muy feroces.
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