jueves, 9 de octubre de 2008

Si Dios quiere, no. Si Dios lo permite


(Foto: The Metal Cave)

Hoy, en el autobús, de regreso de dar una vuelta por la ciudad, hemos oído una conversación, cuando menos, curiosa. Una pareja de personas mayores hablaban de sus temas y en un momento dado ella, ante un comentario de su marido le ha contestado con un “si Dios quiere”. Inmediatamente, él le ha corregido respondiéndole que no es “si Dios quiere” sino “si Dios lo permite”, a lo que ella ha reconocido que tenía toda la razón.

¿Qué diferencia hay entre que Dios quiera y que Dios permita algo? Mirado el diccionario de la RAE, “querer” vendría a significar desear o apetecer algo, tener voluntad para ejecutar algo. Por su parte, “permitir” tiene relación con dar el consentimiento para hacer o dejar de hacer algo. La RAE añade además una acepción relacionada con Dios: “tr. Rel. Dicho de Dios: No impedir algo malo, aunque sin voluntad directa de ello. Dios permite los pecados.”

Así pues, sin saber de qué estaba hablando la pareja, se deduce por la definición de la RAE que estarían hablando de algún pecadillo. Porque claro, Dios no quiere los pecados, pero sí que los puede llegar a permitir. De este modo queda claro que el marido no esperaba que Dios deseara o le apeteciera que ellos o alguien cercano hiciera o dejara de hacer algo, sino que esperaba que Dios hiciera la vista gorda y permitiera que se produjera tal pecado, tal vez como mal menor en busca de un buen fin. ¿Qué mal pueden hacer o desear una pareja de ancianitos?

Si algún/na filólogo/a o teólogo/a lee este artículo, por favor apórteme luz a este asunto.

2 comentarios:

Ricardo dijo...

Tales honduras filosóficas en el transporte público me recuerda a aquella otra charla robada en un autobús: La del pasajero que le preguntó al conductor lo de "¿Qué es la realidad?", y éste le repondió lo de "... Los hechos humanos en la historia" A veces, cuando menos lo esperas, salta la liebre.
PD:
Por cierto, que he corregido un agravio que ya estaba alcanzando categoría de histórico. Te he añadido a los links de mi blog. La pena es que te hayas tenido que hacer autobombo y yo no hubiera reparado antes.
PD 2:
Ya ves que no eres el único que se alarga contestando mensajes.
Ale, a cascalla.

maginelmago dijo...

Religión y Transporte Público... Me parece una confluencia necesaria y tradicional desde los tiempos del Camino de Santiago.

Lo de que "Dios permita"... uuuf... pues no sé... lo del libre albredío, el hecho de que los individuos tienen libertad y todo eso... ¿no quedaría algo en entredicho?

En cuanto a grandes rutas vitales señaladas por los transportes públicos, que te indican por donde van los tiros, siempre recordaré la de dos mujeres de edad menos avanzada de lo que aparentaban que decían: Mujer 1.-¿Por qué se retrasa el tren? Mujer 2.-Porque está lloviendo en Montcada... Con los años vi que tenían razón... Pero ¿cómo sabían que llovía en otra ciudad?

La libertad política implica la libertad de expresar la opinión política que uno tenga, oralmente o por escrito, y un respeto tolerante hacia cualquier otra opinión individual. Albert Einstein


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