domingo, 17 de mayo de 2009

El pollo de las Europeas


(Foto: cosecha propia)

El próximo día 7 de junio serán las elecciones al Parlamento Europeo, unas elecciones a las que a la mayoría de la gente ni le van ni le vienen y a las que irán a votar cuatro gatos y medio (bastantes menos que a las últimas europeas). Para evitar el descalabro abstencionista y para que no les pase a los políticos “votables” lo mismo que le ha acabado por pasar a Soraya (¡pobreta!) las cabezas pensantes han ideado una campaña para acercar el concepto de Europa a las mentes abstinentes de los ciudadanos: se les ha ocurrido, entre otras cosas, montar el pollo en mitad de la ciudad. Pero no es un pollo cualquiera, sino un pollo de por lo menos tres o cuatro metros de alto, con su empaquetado, su antiecológica bandeja de porex y su plástico envolvente. Han puesto el antes y el después: el antes de la normativa sobre etiquetas y el después, aunque más que un pollo empaquetado y etiquetado parece que el pollo haya hecho una vuelta al mundo y le hayan puesto pegatinas en todos los países que ha visitado.

En el caso de Córdoba, que es el que me pilla más a mano, el pollo lo han plantado en mitad del vial (o Paseo Marítimo), por donde más gente pasa. Y aunque representa un peligro para la seguridad y la visibilidad de los ciclistas que usan el carril bici, no me parece mala idea, no. Lo único es que dudo mucho de que la gente le haga el caso que esperan los expertos en marketing. Si no, para ejemplo, esta familia que pasa por delante del susodicho, sin más pena que gloria. Creo que sólo la mujer de blanco se dignó a mirarlo un poco de refilón.

¿Qué hacer para que la gente se tome en serio esto de estar en Europa? Pues es complicado cuando los primeros que no se lo toman en serio son los políticos. ¿Por qué cuando hacen campaña sólo hablan de la política nacional? Comienzan hablando de Europa, lo bonito que es ser europeos… Y lo mal que lo hace el gobierno o la oposición con el tema de la crisis, el paro, el terrorismo y la descentralización del estado. ¿Qué tendrá que ver que el abuelo de Mayor Oreja les prohibiera hablar euskera en casa con que las políticas europeas nos acaben influenciando a todos y a todas? De esta guisa, es imposible que la gente se tome en serio algo que no conocen y que pilla tan lejos ¿Bruselas? ¿No es donde se plantan las coles?

En fin, aplaudo la voluntad de los pensantes del marketing para soliviantar a los ciudadanos y animarles a votar en las europeas. De momento el pollo se ha montado pero no sé si está dando el resultado esperado. El pollo sabe más a crisis, paro y corrupción que a política comunitaria. Hablando con alguna gente de mi alrededor, la mayoría se van a quedar en casita. Ni siquiera mi sugerencia de votar en blanco ha hecho mella. Así que nada, seguramente el efímero debut europeo del pollo hará compañía a la pobre Soraya en intención de voto… Y es que la ilusión de estar en Europa, al igual que Eurovisión, ya no son lo que eran.

3 comentarios:

fragmentos de realidad dijo...

Pero... el 7 de junio no es San Fermín???? El marketing debería haber ido dirigido a Pamplona y sus fiestas. ¿Europa, que és? No es nada más que una unión de paises, estados que pretenden pensar en común, que pretenden ir juntos pero que no paran de dividirse. "Acepto u nuevo país, por lo que me pueda aportar en euros" "Me hago europeista, por el dinero que podré pedir". Es ahí el kit de la cuestión. El dinero y no las pechugas del pollo etiquetado. Para eso, para ver pechugas y muslos, prefiero seguir pendiente de las fiestas de Pamplona y de los San Fermines. Un abrazo, lo dicho, nos vemos...

Anónimo dijo...

Saludos Alfredo.

Me alegro que hayas vuelto a escribir después de este breve periodo de inactividad. Ah, "fragmentos" creo que lo de San Fermín es en Julio, pero bueno para el caso es lo mismo.

Abrazos para todos.

Javier-alterglobalizacion

maginelmago dijo...

Para mí que esa campaña a favor de la participación es bastante tendenciosa. Marca el programa que han de seguir los partidos: cosas malas, cosas buenas.

De hecho, es incluso contradictoria con la mayoría absolutísima de las decisiones europeas: permisos para que las grandes empresas machaquen cuanto quieran, no derechos sociales a nivel europeo, favorecimiento de productos transgénicos y otras marranadas.

La libertad política implica la libertad de expresar la opinión política que uno tenga, oralmente o por escrito, y un respeto tolerante hacia cualquier otra opinión individual. Albert Einstein


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